Por una «marea» aragonesa, por una herramienta política para el siglo XXI

Despejado el panorama de convocatorias electorales (quizá solo de forma temporal) tras la investidura de Rajoy, propiciada por PP, Ciudadanos y PSOE, se abre un espacio para las “tareas pendientes” de ese amplio movimiento político conformado, tras años de movilizaciones e iniciativas ciudadanas, en torno a confluencias electorales y colectivos como Podemos. Uno de esos asuntos pendientes es el de la articulación de sus espacios organizativos -necesariamente plurales-, con los serios problemas que plantea la fórmula “partido” como trasfondo, y la exigencia de horizontalidad, transparencia y democracia “real” (también en las organizaciones políticas) impulsada por el 15M.

Este debate, continuación del que se dio antes de las elecciones municipales, está presente en el momento actual en numerosas plataformas. La Marea autonómica gallega lo centró, durante el pasado verano, en la necesidad, parcialmente atendida, de articular un espacio “de personas” y no “de partidos”. El proceso de constitución de una Catalunya en Comú -en torno a la plataforma de Ada Colau o Xavier Domenech, y de otros colectivos- plantea ahora también estas cuestiones. El nuevo municipalismo, que tiene resuelta esta cuestión de forma más satisfactoria en bastantes casos, también se la plantea, de cara a federar proyectos o intervenir en ámbitos más amplios que el local, en encuentros y jornadas -como las de “autogobierno y municipalismo” que tuvieron lugar en octubre en Zaragoza-. Incluso Podemos -tras un cuestionamiento, bastante extendido, de la fórmula organizativa aprobada en Vistalegre– está viendo brotar este asunto en los procesos de debate o de renovación de cargos realizados este otoño en territorios como Extremadura, Madrid o Aragón.

En esta última Comunidad experiencias confluyentes de base como la de Zaragoza en Común, que ha llegado a gobernar en esa ciudad, o la de Alto Aragón en Común, que ha conseguido un diputado en Huesca junto a Podemos -siendo esta la única provincia con solo tres escaños donde se ha logrado quebrar el bipartidismo- parecen indicar que el camino ha de ser el de construir una “marea” aragonesa (un “mayenco”, una avalancha) que sea núcleo unificador y vertebrador de las políticas anti regresivas y constituyentes en esta Comunidad y que “arrastre” a su paso la destrucción de derechos, la desigualdad creciente, o la falta de democracia, y limpie valles y laderas, de corrupción, de falta de solidaridad y de ética, frenando la ola neoliberal que trata de extenderse.

Esta plataforma, conformada por personas, cuya diversidad debería garantizar la igualdad en la participación y la toma de decisiones, independientemente de si pertenecen o no a otros colectivos políticos, debería tener una serie de características que la alejasen de la vieja política y de sus fórmulas de coalición, y de reparto de puestos, o de las “tradicionales” pugnas entre grupos de presión.

Construida desde la base, con pautas de horizontalidad y profunda exigencia democrática y ética, esta “marea”, en la que podrían integrarse, o en la que podrían confederarse, espacios e iniciativas existentes, debería tener la participación individual, como práctica principal, para facilitar la incorporación de personas independientes, sin ser arrolladas por aparatos partidarios, como ha venido sucediendo demasiado frecuentemente. Para ello debería tener en las personas además de en su origen, como principal centro de interés, atenciones y cuidados.

Este espacio –que ya aparecía como objetivo propio en el manifiesto de Alto Aragón en Común– debería tomar medidas para facilitar su permeabilidad y comunicación permanente con la sociedad, rompiendo las barreras tradicionales entre los partidos, sus militantes, y la sociedad. En la misma línea habría de prestar atención destacada a las demandas de los colectivos y movimientos sociales para, respetando siempre su independencia, tratar de facilitar o de articular su realización desde el campo institucional.

AreC

Conseguir autonomía y visibilidad como espacio político propio de Aragón, sin renunciar a coordinarse con espacios similares del Estado o de ámbitos más amplios; y atender las problemáticas específicas de esta Comunidad y las del medio rural, sin olvidar los retos y cuestiones globales, son otros de los objetivos que debería marcarse.

Esta marea aragonesa debería abrir la puerta a la incorporación a la acción política de nuevos sectores que se han ido o no han estado nunca en ella (al menos en la de carácter institucional), podría reforzar el papel de Aragón en los procesos políticos estatales, y debería posibilitar un alejamiento de la estructura de partido tradicional, que trata a las personas como votantes, y que se convierte en gestor de intereses gremiales o particulares.

Incrementar la ilusión, a través de prácticas honestas, participativas y transparentes, para llegar a más espacios en el territorio y en la sociedad, aumentando la capacidad de incidir en la transformación política y social, en la profundización de la democracia y en la defensa de los intereses de la mayoría es la finalidad de esta iniciativa, que nos pondría en el camino de constituir una herramienta política “del siglo XXI”.

 

 

Video-resúmen de las jornadas de autogobierno y municipalismo en Aragón

La experiencia de Alto Aragón en Común, inspirada en el municipalismo, también se abordó en este encuentro que se celebró en Zaragoza, los días 21 y 22 de octubre de 2016, con la participación de colectivos y candidaturas de distintos puntos de Aragón y del Estado.

En él también se abordó la cuestión de la federaciónde iniciativas y de la intervención en escenarios supra locales.

Este es uno de los espacios de debate sobre esta cuestión en los que hemos participado recientemente, junto a compañerxs de distintos colectivos.

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